Los sentimientos de una Boda: La Boda de Alonso y Maite (1)

Todo un año preparando cosas, y llega el día de la boda y se pasa volando. Seguro que más de una/o habréis oído esto sobre las bodas.
Una semana ha pasado ya desde que prometimos "amarnos todos los días de nuestra vida" y aquí os cuento como nos  sentimos en nuestro día, y en distintas dosis iré profundizando más sobre temas que creo que pueden serviros de ayuda.

Para comenzar, deciros que sí, que es el día más bonito de cualquier pareja (sin hijos). Al menos, el nuestro lo ha sido. Todo es especial, cada abrazo que recibes, cada saludo, cada "que guapos estáis", cada lágrima de alegría y cada suspiro. 

Ese día sólo tenía ojos para él, y él para mi. Las caras sonrientes de la gente, de los familiares y amigos que nos acompañaron e hicieron más especial si cabe nuestro día, porque la alegría es mejor compartirla con gente que te quiere. Es doble alegría. Y algunos amigos que por razones de trabajo u otras bodas no pudieron estar, nos enviaron muchos mensajes de cariño y felicitaciones. Y eso también emociona.
                                            




Detalles que se quedan grabados en la retina, como cuando nos mirábamos sentados en el altar, complicidad, nervios y sobre todo amor. Imágenes de los niños sonriendo impresionados, de los padres con cara de orgullo, y de los hermanos/as con cara de ilusión. 

En un marco incomparable, pues la Iglesia de El Sagrario es una de las más bonitas de Jaén, y rodeados de tanto cariño y belleza, era imposible no emocionarse. Y sí, hubo lágrimas de alegría, de "momento más deseado se está haciendo realidad", pero os lo contaré con más detalles.

El día de nuestra boda quedará grabado para siempre, así como los hechos futuros que harán que nuestra vida juntos nos sumen:  más amor,  más ilusión, más pasión, más comprensión, más amistad, más apoyo...

¡Vivan las bodas llenas de amor! ¡ Viva el amor!


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